Estimados apoderados:
Me es grato saludarles en nombre de la comunidad educativa LEMG y darles la bienvenida a un nuevo año escolar.
Las vacaciones llegan a su fin y comienza el ajetreo que supone la vuelta al colegio, con la preocupación de los materiales y del uniforme, y sobre todo la difícil acomodación psicológica a la rutina escolar, con la inevitable levantada temprano.
Si bien la vuelta a clases tiene algo en común para todos los estudiantes, este rito de inicio para cada familia tiene un significado diferente, que está marcado por la historia escolar previa, algo que hay que enfrentar con una actitud esperanzadora.
Es necesario que los estudiantes, especialmente en la Educación Básica y Media, perciban que los padres respetan y alientan su autonomía. Es bueno participar en el Liceo, estar alerta a sus necesidades y a dar apoyo, pero sin invadir y sin infantilizarlos. Escuchar, apoyar y generar confianza en sus propios recursos son las tareas de los padres, de la familia en esta etapa.
Recuerde que la ayuda innecesaria de algún modo constituye un obstáculo para el desarrollo de los hijos. La familia es el lugar de donde parten. Los padres deben estar ahí para apoyarlos y estimularlos, pero es bueno que el estudiante perciba que el Liceo es «su espacio y su lugar» para aprender.
No hay que ejercer mucha presión ni sembrar temor con frases como «ojalá que este año te vaya mejor» o «si no te sacas un promedio de 4, olvídate de salir el fin de semana». Es bueno hacer algún rito de despedida de las vacaciones y de comienzo del año escolar, para marcar que cada año es una nueva etapa, en que empiezan nuevos desafíos del aprendizaje.
No sabemos qué traerá el futuro, pero sí sabemos lo que se puede disfrutar hoy. Especialmente si el año pasado no fue tan bueno, no exagere con advertencias y amenazas; transmita una actitud esperanzadora y positiva. Fije en común las reglas y los hábitos de trabajo, de manera que no haya que negociar cada día.
A continuación comparto un extracto de una publicación de Revista Educar y referido a 5 consejos para combatir el estrés de vuelta a clases:
La importancia de la paciencia y perseverancia
“Los jóvenes están en un proceso de aprender a regularse a sí mismos bajo estrés, y por lo tanto, aún no cuentan con herramientas para hacerlo eficientemente«, explica el psicólogo.
Por esto, Nicolás recomienda que los adultos deben ser pacientes y persistir gradualmente en el reacomodo de horarios y hábitos de los más pequeños, anticipando en lo posible el ejercicio de volver a las rutinas de la normalidad del año. Asimismo, sugiere organizar actividades que faciliten el regreso a esta estructura, y reducir la ingesta de azúcares y carbohidratos durante la tarde y noche, motivando el cambio en los horarios de sueño.
El experto ahonda en la idea que “los adultos no pierdan la paciencia, ni reaccionen expresando el estrés de una forma violenta o agresiva hacia los niños. Es importante recordar que estos se descontrolan, porque no saben cómo regularse a sí mismos todavía. Están aprendiendo a manejar la frustración y controlar su rabia”.
Para evitar que la vuelta a clases se transforme en un calvario para toda la familia, la clave, dice el psicólogo, está en que “los adultos deben cuidar su propio estrés, sumando estrategias disponibles como ejercicio físico, actividades recreativas, apoyo familiar y social, apoyo psicoterapéutico, y sobre todo evitando descargar su malestar y enganchar con el descontrol emocional de niños y jóvenes”.
Consejos para una positiva vuelta a clases
1.- Restablecer paulatinamente las rutinas habituales, idealmente unos días antes de comenzar las clases: Horarios para volver a la cama, comer, ver televisión y utilizar el computador.
2.- No transmitir estrés a los adolescentes previamente con las compras de uniformes y útiles, el tener que conocer los cursos nuevos, exigencias de notas, entre otros.
3.- Destacar los aspectos positivos de esta vivencia: Reencuentro con los amigos, la posibilidad de aprender cosas nuevas y enfrentarse con una serie de desafíos entretenidos, pueden ser parte de las conversaciones.
4.- Compartir con los hijos sus temores e inquietudes, sin minimizarlos o restarles importancia; alentarlos a verbalizar sus emociones para que se sientan acompañados y contenidos en este proceso.
5.- Organizar con tiempo la compra de uniformes y útiles, entregándole a ellos un rol activo en la elección.
Saludos cordiales.
Julio González Leiva
Rector